“Nuevas formas crecen,
son tan atractivas,
quiero descansar de todo ayer”
Hombre al Agua.
Soda Stereo.
son tan atractivas,
quiero descansar de todo ayer”
Hombre al Agua.
Soda Stereo.
Despistado, al menos así le dice el entrenador por llegar tarde. El niño me
confunde, no sé si su apodo es bien ganado o sólo se hace wey. Lleva cuatro
meses nadando en mi carril, tiene la sangre ligera, la charla amena, un
paquetín llamativo y algo que mueve mi radar. “Entré a nadar porque quiero
agarrar buen cuerpo, que se me marque y ponerme...” ¿Buenón? Aventuro y
acierto. Ok. Suficiente para mí, no es que al niño se le noté pero mi ojo
clínico lo empieza a obsevar con un poco más de atención y eso le agregó un +20
en mi radar. Claro que, como no soy muy lanzado aquí en la alberca, ni del
banco de salida, me conformo con admirarlo los días que coincido en el carril y
pasa a mi lado, su cuerpecito de efebo me da motivación para verlo estirado
ejercitando sus músculos y casi casi desnudo. El desayuno de los campeones... gays.
Que, obviamente, incluye tacos de ojo.
Finalmente un día, de esos de suerte rara, concidimos en las regaderas; aunque es tímido y nunca se desnuda delante de su público fan, yo entre ellos, me agrada ver como su cuerpo empieza a darle sabor al caldo, cuatro meses de chinga ayudan.
Finalmente un día, de esos de suerte rara, concidimos en las regaderas; aunque es tímido y nunca se desnuda delante de su público fan, yo entre ellos, me agrada ver como su cuerpo empieza a darle sabor al caldo, cuatro meses de chinga ayudan.
— Oye, ¿no
sabes dónde puedo comprar flores? —vaya pregunta rara.
— Sí —contesto
mientras pienso que tal vez son para su novia o su novio, quién sabe—, por los
panteones de Venustiano. Bastante lejos de aquí pero fue lo primero que se me
ocurrió.
— Ah, me
queda muy retirado y ando en camión —siempre pensé que traía auto, algunas
veces me pareció verlo salir de los vestidores con un llavero en la mano.
— ¿Para dónde vives? —pregunto sólo por saber si le queda algo de camino a su casa.
— Para allá ¿Y tú?
— Para el lado contrario pero en tu ruta se te atravieza un HEB, ahí de seguro venden flores.
— ¿Para dónde vives? —pregunto sólo por saber si le queda algo de camino a su casa.
— Para allá ¿Y tú?
— Para el lado contrario pero en tu ruta se te atravieza un HEB, ahí de seguro venden flores.
Nos
encaminamos al estacionamiento y, acomedido de mí, le ofrezco un raid.
— Pero tú vives para el otro lado —ni tan despistado el mancebo.
— Sí, para allá vivo, pero no voy para allá —voy para donde vayas, chiquito. Tal vez me leyó la mente porque eso no lo dije.
— Ok, va, me voy contigo —tal vez hasta te vengas conmigo, ya veremos. Eso tampoco lo dije pero sí lo pensé.
Hace mucho que no daba un raid con segundas motivaciones y no era este el caso, el aventón fue ofrecido de buga a buga sin intenciones gays colseteras. Lo juro, no te rías.
El caso es que la plática manejada por él incluye pregutas como: ¿Con quién vives? Radar marca un +2. Solo. ¿Eres casado? +10. No. ¿Qué edad tienes? +4. 46. ¿Y qué tal es la vida a los cuarenta? Radar activo suma un +15. Depende a quién le preguntes, para mis amigos casados ha de ser un suplicio con hijos en la escuela; para mí, genial, fui a la competencia y me la pasé con madre. Subrayo el con-ma-dre que deja entender que hubo sexo salvaje, sin especificar con quién. Vaya, el radar ha dado varios saltos pero yo sigo en mi papel bugáico.
Hemos llegado al centro comercial y en el inter me comenta que necesita un masaje porque le duele la espalda. +4 Que quisera un lugar para dormirse. +6 Que si no le puedo prestar un sillón para descansar un poco. +30. Yo, siguiendo instalado en la buguez le respondo que: vaya a los masajes con final feliz a lo que me dice fingiendo que no saben cuáles son esos. Ya te pervertiré; le recomiendo que duerma en su cuarto pero pone de pretexto a papi suegro; y finalmente le digo que sí, que si quiere mi sillón o mi cama se los presto. Es que tengo muchos huecos en el horario, se justifica. Bueno, mi niño, los huecos son para llenarse. Ya llegamos ¿te dejo o te espero? Acompáñame. Ok. +20.
Vamos, escoge las flores y jura que son para el cumpleaños de mami suegra. Va.
Seguimos albureando y hablando bugamente en doble sentido y mientras esperamos
que la cajera le cobre; yo, y el viejito cerillito, nos percatamos que
Despistado está bastante emocionado. Oh, sí. Si no veo mal el niño trae una
erección bastante notoria en el shorts con el que salió de la alberca. Por la
expresión de cerillito creo que no vi mal. Regresamos al auto, yo tratando de
ocultar el bulto que provocó aquella imagen y bugamente pregunto ¿te acerco a
tu casa o te presto el sillón? Ok, ok, su radar apuntó un +20. Llévame a tu
casa si no te estorbo. +20 en el mío. No, no me estorbas para nada, sólo que
tengo un reverendo desmadre, si no te importa... No creo que esté peor que mi
cuarto. Pues va. +40 repartido.
Entramos y no mentí, el desmadre está hasta la madre. Aquí hay un sillón si quieres te lo desocupo o... allá atrás hay una cama. Tu cama. Perfecto. +30. Bien, le enciendo el abanico y él se acuesta en la cama bocabajo dejándome apreciar su lindo trasero. +10. Bueno, ponte cómodo si te quieres dormir te duermes, voy a enviar unos correos y hacer unas llamadas y mientras le pongo agua a las flores de mami suegra. Ok, eso último no lo escuchó. Oye, ¿pero no puedes mandar los correos desde aquí? tráete tu lap. +20 Ooook.
Mientras areglo unas cosas y le pongo agua a las flores pienso que normalmente quien caza soy yo, eso es para cabrones; No me gusta acosar, eso es para feos; Y los ligues normalmente se dan entre dos personas que ya saben qué pedo; pero aquí... Entonces me pregunto qué puto papel maricón estoy jugando yo en estas circunstancias si este niño, igual que en la alberca, me lleva la delantera. Ni pedo, a bracear más fuerte con la desventaja de que a su edad trae toda la leche adentro. De una manera u otra.
Ya vine, me voy a bañar, como vivo solo el baño no tiene puerta pero no vas a ver nada que no hayas visto en los vestidores, digo mientras me empiezo a desnudar. +40 puntos cabrones para mí. Voltea, me ve mientras enseño de más y se quita la playera. +20 bien ganados para él. Me meto a bañar y le hago plática, él voltea y me ve desnudo y enjabonado, se recuesta de nuevo sobre su pecho y, en fin, bastante buga todo el pedo. Ajá.
— Pero tú vives para el otro lado —ni tan despistado el mancebo.
— Sí, para allá vivo, pero no voy para allá —voy para donde vayas, chiquito. Tal vez me leyó la mente porque eso no lo dije.
— Ok, va, me voy contigo —tal vez hasta te vengas conmigo, ya veremos. Eso tampoco lo dije pero sí lo pensé.
Hace mucho que no daba un raid con segundas motivaciones y no era este el caso, el aventón fue ofrecido de buga a buga sin intenciones gays colseteras. Lo juro, no te rías.
El caso es que la plática manejada por él incluye pregutas como: ¿Con quién vives? Radar marca un +2. Solo. ¿Eres casado? +10. No. ¿Qué edad tienes? +4. 46. ¿Y qué tal es la vida a los cuarenta? Radar activo suma un +15. Depende a quién le preguntes, para mis amigos casados ha de ser un suplicio con hijos en la escuela; para mí, genial, fui a la competencia y me la pasé con madre. Subrayo el con-ma-dre que deja entender que hubo sexo salvaje, sin especificar con quién. Vaya, el radar ha dado varios saltos pero yo sigo en mi papel bugáico.
Hemos llegado al centro comercial y en el inter me comenta que necesita un masaje porque le duele la espalda. +4 Que quisera un lugar para dormirse. +6 Que si no le puedo prestar un sillón para descansar un poco. +30. Yo, siguiendo instalado en la buguez le respondo que: vaya a los masajes con final feliz a lo que me dice fingiendo que no saben cuáles son esos. Ya te pervertiré; le recomiendo que duerma en su cuarto pero pone de pretexto a papi suegro; y finalmente le digo que sí, que si quiere mi sillón o mi cama se los presto. Es que tengo muchos huecos en el horario, se justifica. Bueno, mi niño, los huecos son para llenarse. Ya llegamos ¿te dejo o te espero? Acompáñame. Ok. +20.
Vamos, escoge las flores y jura que son para el cumpleaños de mami suegra. Va.
Seguimos albureando y hablando bugamente en doble sentido y mientras esperamos
que la cajera le cobre; yo, y el viejito cerillito, nos percatamos que
Despistado está bastante emocionado. Oh, sí. Si no veo mal el niño trae una
erección bastante notoria en el shorts con el que salió de la alberca. Por la
expresión de cerillito creo que no vi mal. Regresamos al auto, yo tratando de
ocultar el bulto que provocó aquella imagen y bugamente pregunto ¿te acerco a
tu casa o te presto el sillón? Ok, ok, su radar apuntó un +20. Llévame a tu
casa si no te estorbo. +20 en el mío. No, no me estorbas para nada, sólo que
tengo un reverendo desmadre, si no te importa... No creo que esté peor que mi
cuarto. Pues va. +40 repartido.Entramos y no mentí, el desmadre está hasta la madre. Aquí hay un sillón si quieres te lo desocupo o... allá atrás hay una cama. Tu cama. Perfecto. +30. Bien, le enciendo el abanico y él se acuesta en la cama bocabajo dejándome apreciar su lindo trasero. +10. Bueno, ponte cómodo si te quieres dormir te duermes, voy a enviar unos correos y hacer unas llamadas y mientras le pongo agua a las flores de mami suegra. Ok, eso último no lo escuchó. Oye, ¿pero no puedes mandar los correos desde aquí? tráete tu lap. +20 Ooook.
Mientras areglo unas cosas y le pongo agua a las flores pienso que normalmente quien caza soy yo, eso es para cabrones; No me gusta acosar, eso es para feos; Y los ligues normalmente se dan entre dos personas que ya saben qué pedo; pero aquí... Entonces me pregunto qué puto papel maricón estoy jugando yo en estas circunstancias si este niño, igual que en la alberca, me lleva la delantera. Ni pedo, a bracear más fuerte con la desventaja de que a su edad trae toda la leche adentro. De una manera u otra.
Ya vine, me voy a bañar, como vivo solo el baño no tiene puerta pero no vas a ver nada que no hayas visto en los vestidores, digo mientras me empiezo a desnudar. +40 puntos cabrones para mí. Voltea, me ve mientras enseño de más y se quita la playera. +20 bien ganados para él. Me meto a bañar y le hago plática, él voltea y me ve desnudo y enjabonado, se recuesta de nuevo sobre su pecho y, en fin, bastante buga todo el pedo. Ajá.
Finalmente me seco delante de él que sigue recostado con el culo al aire, me
quedo en toalla y bugamente le digo: hazte pa´llá que ya me pegaste la weba, yo
también me quiero acostar. Un merecido -20 para mí porque hablé bien machín. Se
recorre un poco, me acuesto a su lado y mi brazo toca su espalda desnuda. Ay,
estás bien fresco. +10 para él porque es cierto. Y +10 extras porque está bien
caliente. Literal y metafóricamente.Si te quieres dormir duérmete, le digo, aunque si te duermes pierdes. +20 pa´mí. No. Bueno tal vez yo sí me duerma pero te advierto, yo dormido abrazo. Me gané un +80 por joto. No te duermas, casi me ruega. ¿No quieres que te abrace? No por eso. +20. Me puedes dar un masaje en la espalda. +100 bien repartiditos porque acepté. Lo reconozco, aunque soy bueno con las manos, con la lengua, con los dedos y algunas otras partes, los masajes no forman parte de mi repertorio cachonderil. -30 por pendejo. Aún. +2. Torpemente paso mis dedos por su espalda presionando aquí, saboreando allá, tocando aquí, sintendo allá, pero nunca pasando del resorte de su short aunque ganas no me faltan. El niño finge disfrutarlo, o tal vez lo haga, el pedo es que bugamente me mantengo en su espalda y a su lado. Él cierra los ojos y estira su cuerpo dejándome apreciar su torsito y sus axilas peludas. Sus piernas empiezan a rozar las mías +60. Aprovecho el contacto y mi mano masajeadora pasa a su torso, aquí la estrategia cambia y digo “alguien me enseñó que aunque no es propiamente un masaje sirve para relajar” +120, lo sé, ahí me escuché bastante puto. Y, también debo reconocerlo, en esto sí soy muy bueno: empiezo a recorrer de su cuello a su pubis con mi dedo apenas rozando su piel. Se siente genial, dice, mientras retoza en mi cama y repega su cuerpo al mío. Veo con atención que lo de la caja al pagar no fueron ideas mías: está erecto. Al pasar bajo su ombligo noto los vellitos renaciendo, pregunto y me confirma que se los rasura porque no le gustan, también se queja de su pancita casi inexistente, ya sabes, él quiere abductores de sixpack. Aunque sea en su espalda. Lo consuelo como puedo levantándole un poco el ego y de paso la erección.
Ya en esas circunstancias finalmente decido mandar a la verga el radar y le
digo: Creo que esto está bastante gay, ¿no crees? Sí, responde sin empacho. ¿Y
nos vale madre, verdad? Sí. Okey, ahí, justo ahí, explotó el puto radar. Bueno,
pues ya quítate la ropa y vamos a darle a lo que sigue. El niño es lindo, tiene
buen cuerpo y promete tenerlo mucho mejor sobre todo porque tiene la intención
de entrar al ginasio, sorry, así dijo
pero no es momento de clases de dicción; tiene ojos de cabroncito, una naciente
barba de candado, un poquito de acné afrodisíaco, una inocencia oculta entre su
natural cachondez, los dientes blanquísimos, el pelito crespo y una espalda que
ya anuncia lo que viene. Yo sí le daba. Va.Se recuesta y me deja trabajar con lo que está a la vista, a la mano y a la boca. Ahora entiendo porqué aquella erección sorprendió tanto al viejito cerillito. Oh, sí.
Me pide que le bese la espalda, es algo que le agrada, ¿dónde? Aquí arriba, y con un suspirito, y más abajo. Interpreto a mi favor ese “más abajo” y tras recorrer su espalda con: mis labios, mi lengua, mi barba de tres días y el aire de mi respiración, llego al meollo del asunto: tiene un culo delicioso, accesible y muy tierno resguardado por un par de nalguitas bastante mordibles. Mi desempeño en lenguas lo pone a gemir, algo he de estar haciendo bien, lo disfruta tanto como yo. Trabajo un poco y girándose finalmente me pide que me acerque a él. Educada y correctamente me pregunta que si quiero que me haga sexo oral, con abrir la boca hubiera bastado. Le doy de comer hincado a su lado, él no necesita esforzarse ni cambiar de posición pero aún así tengo la galanura de acomodarle la almohada para que esté más cómodo haciéndome un felatio, un wawis pa´la banda, o unas fanfis si eres del Conalep. Se prende como sólo un muchachito de veinte años sabe hacerlo: delicioso. Se ve que lo disfruta mientras me mira a los ojos, me soba la pierna, parte del abdomen y con su mano libre masajea su buen trozo. En eso se da el siguiente simpático diálogo:
— Lft tedf bfed dikfa.
— ¿Qué? —pregunto sorprendido bajando del cielo.
Se saca mi trozo de la boca, agarra aire, respira y aclara: Que la tienes bien rica.
— Ah, ok. Sí, lo sé. Síguele.
Y le sigue.
Una pose rara: él acostado bocarriba en la cama, yo de pie a la altura adecuada para darle de beber y al mismo tiempo le levanto las caderas para... “Ah” ese gemido me anuncia que di justo en el centro del anillo con mi lengua, un 68 en toda forma. Si no sabes qué es un 68 te recomiendo encarecidamente que leas más relatos del presente blog. O vengas a mi cama. La pose no nos dura mucho, se queja del cuello, lo del masaje no era pretexto. Vaya.
Veo que tiene un poco de prisa por la manera en que masajea su respetable pedazo de carne, le ayudo dándole de comer y masajeándole el anillo con mi dedo anular, que encaja como anillo al... bueno, eso. Mis dedos son mágicos, al ser largos me dan la posibilidad de explorar entrañas en búsqueda de la nuececita perdida, que el arca la busque el doctor Jones. Yo encuentro la nuez: doy con su próstata y creo que eso hace que el niño explote. Chorritos de leche le bañan el abdomen rasurado. Ni hablar, no hay prisa ni reclamos, ya habrán palos mejores. Y como buen novatito justo sale la leche y entra la ropa. Supongo que ya se quiere ir y estoy en lo correcto.
El camino a su casa nos convierte en las mejores comadres, obviamente: me cuenta que él no es así (cachondo, pregúntome yo) que lo hizo por... por.... ¿despecho? aventuro y acierto. Acaba de cortar con su noviecito; cositas y suertudo yo. Me cuenta que le gustan dos o tres tipos de la alberca pero no cree que sean del club. Despistado o le falla el radar, apuesto por dos que sí son, mi radar no falla. También me confiesa su gusto por los pelados mayores. Y varoniles. Y yo con el Síndrome del Ego Inflamado. Gracias por lo que me toca, aunque... presiento que me quedaré con la duda de dónde me sacó el precio. Me vale madre. Y mira, le digo, encajamos, a mí me gustan los pollos. Y, cabrón como soy, sigo jugando: oye, ¿te puedo hacer una pregunta? ¿Cuál? Se pone en guardia. Es que me da mucha pena. Dime, insiste muy serio. ¿Cuál es tu nombre? ¡No mames! El drama a todo lo que da, llevas cuatro meses de conocerme, nado en tu mismo carril, nos vemos a diario y ¿no sabes cómo me llamo? Exacto, aunque desconoce que el del drama soy yo, no me da nada de pena preguntárselo despúes de que se metió en mi cama. Me llamo Despistado. Ok, disculpa por no pregunátrtelo antes de. Y... a ver (va la mía), ¿cómo me llamo yo? Ja, claro que no lo sabía. El clásico, típico y nostálgico después de coger: “esteeee, ¿cómo me dijiste que te llamabas?” Aplica. Y también me vale.
Al llegar a
su casa me advierte: bueno, te veo mañana, no vayas a quedarte mirándome, te
voy a estar viendo. Le respondo: wey, tienes cuatro meses en la alberca y son
cuatro meses que te he estado mirando el culo y ni cuenta te habías dado.
Idiota, me dice mientras me pega con su botellita de agua en el hombro y cierra
la puerta del coche. Me encanta
Ándele, lo veo mañana.Culo incluido, mi nuevo objeto del deseo.
La sonrisa me duró bastante más de lo que normalmente me duran después de ser
un cazador exitoso, tal vez, y sólo tal vez, por haber sido en esta ocasión una
presa exitosa.Ándele, lo veo mañana.Culo incluido, mi nuevo objeto del deseo.

















