Día del niño.

Si sabes qué quieres es más fácil que lo consigas.

Nada más perverso que ese día. Mi día del niño. Fue planeado un largo año tras concebir la idea. Ahorré, elegí y estoy dispuesto a comprarlo. Fue una idea que se me ocurrió de la nada, dudaba que alguien accediera a cumplir mi fantasía hasta que conocí a Jhonatan, Jhon pá la raza.

En la sala de mi casa, acondicionada como pista de baile, luces tenues, música cadenciosa, la infaltable niebla, mis pupilas se deleitan expectantes al inicio del balie, recorro esos muslos dibujados, la hendidura jugando entre luces y sombras de la parte posterior de las rodillas, esas piernas musculosas, las nalgas protuberancias cubiertas de boxers color gris de tela delgada que hacen más deseable esos pedazos de carne…

A Jhon me lo ligué en uno de los tantos baños de ambiente que hay en la ciudad, no recuerdo si fue el Sanbors de galerías, los escondidos de la Alameda, los populares de Aramberri, los solicitados de Soriana Universidad, da lo mismo. Me lo ligué y ese mismo día me lo cogí. Andábamos calientes así que fue una revolcada memorable. Tanto que desde entonces le ponemos, mínimo, una vez a la semana.

… la música aumenta de volumen, no demasiado porque tengo vecinos comunicativos, pero lo suficiente para que esas cinturas delineadas empiecen a contonear el culo que les precede; la vista repta por la modelada espalda que deja ver unos incipientes músculos apenas trabajados, no más de algunos meses en el gym; los brazos cruzados sobre el pecho no me deja admirarlos hasta que, al compás de la música, empiezan a elevarse en un movimiento lento que extiende la espalda y me deja apreciar los bíceps bien trabajados, los antebrazos lampiños, las axilas apenas peluditas y esas manos delicadas…

Una de tantas tardes, tiene que llegar temprano a casa, me adereza la cama con un baile sensual, en bóxer apretados y con una erección más que notoria me ha puesto más duro que hace dos palos. Lo hace genial, esos contoneos, esos arrimones de su culo a mi cara, a mi verga erecta, sus labios apenas rozando mi cuerpo me hacen sentir su aliento, su lengua dando ligeros toques a mi glande y esa mirada mezcla de pícaro e inocente. Lo mato de nuevo. Y es feliz de nuevo.

… las piernas se han tensado, las nalgas también, un autoabrazo y se giran los cuerpos, quedan de frente con la cara apuntando al suelo; sus cabellos lacios –fue requisito– cubren el rostro. Los brazos a los costados me muestran la delicia del cuerpo humano. A un aumento en el tono y volumen de la música, la corografía lo ordena, los brazos se separan del torso y se extienden a los lados, eso deja apreciar la ausencia de vello corporal, el abdomen plano, ligeramente marcado, los pectorales dibujados, el cuello delicioso y firme. La cabeza vuela junto con el mechón de cabello hacia atrás. La barbilla relumbra. El bulto más…

Jhon, en el siguiente encuentro sexual, me confiesa que ha entrado a un ballet de esos que bailan en los quinces, dice él. Finalmente confiesa que él lo organizó y consiguió sacarle provecho a los palos que le ha echado a su estilista, él les pondrá las coreografías. El jovencito tiene gracia para el baile y le abundan amiguitos que quieren entrarle a eso. Le ayudo con la publicidad, les saco las fotos, en traje, smoking, en ropa formal e incluso informal. Ahí nace la idea, la puta perversa idea…

El baile empieza a ponerse más animado y los cuerpos más sudorosos. Cada uno en lo suyo no pueden verme porque estoy sentado frente al espectáculo en un sofá cómodamente en boxers, con una erección que empezó al mismo tiempo que el show, a oscuras fuera de su vista. Son tres cuerpos escogidos al gusto, los rostros también, el pelo, las caras, de casi dos docenas de bailarines he seleccionado lo que me ha apetecido. Los bultos llaman poderosamente mi atención pero todo es una dulzura. Mi regalo.

Y Jhon me complace al llevar acabo mi fantasía, sabe mis gustos y mis perversiones. Selecciona la música, yo los bailarines. El se hará cargo de todo, yo de pagar. Mis requisitos: buen cuerpo que lo mismo les va a tocar; mayores de edad ya que no quiero dudas existenciales y si algo me va a remorder que sea mi verga; pasivos de preferencia vírgenes, soñar no cuesta nada; voy a pagar por el show no por sexo. La idea y mi fantasía es que un ballet de efebos guapos y cachondos me bailen lo más erótico que su pudor les permita y con la menor cantidad de ropa que su conciencia les deje. Jhon asegura que él se encarga de arreglar todo eso. ¿La fecha? Mi cumpleaños: el treinta de Abril, mi día del niño.

Bailar reggaeton se puede definir como fornicar con ropa. Es lo que ellos tres ahora hacen. Dos pegan sus genitales y el tercero hace sándwich al de en medio dándole unos arrimones que casi hacen que me venga, casi lo viola, casi lo eleva, su cara asegura que disfruta ese suave dolor. Se nota que están excitados y calientes, el sudor y sus vergas erectas los delatan. Yo estoy igual. Ellos no me conocen. Sólo Jhon que está controlando luces, sonido, niebla, espectáculo y mi excitación. Dos canciones más y el baile es tan cachondo que me encantaría entrarle y Jhon lee mi pensamiento, dirige una de sus luces justo a mi erección, uno de ellos se ha dado cuenta, los otros dos están de espaldas…

Y justo hoy es el día en que Jhon extenderá mi fantasía más allá de mi perversa realidad. Más. Sale él también en bóxer apretados a unirse al baile y girar sus cabezas a mi cuerpo semidesnudo; por un momento pierden la concentración ya que no esperaban este regalo, Jhon avanza hacia mí y tira de la mano a dos de ellos, el tercero avanza solo. Los pasos de baile no cesan, me ha puesto de pie. Lo tenían ensayado quiero suponer. Jhon me pone de pie. Sus escrotos repegados en mis piernas, su sudor mezclándose con el mío. Empieza la lucha de brazos, manos, bocas, dientes, cabellos, músculos y vergas erectas entre pasos de baile de Daddy Yankee, Wisin y Yandel, Don Omar y perversiones parecidas. Mucho mejor que un privado de un anabólico striper sobrevalorado.

Jhon me rompe el bóxer dejando mi verga apuntado al aire, pupilas lo recorren y veo caras de sorpresas. Me invita a hacer lo mismo, uno, dos, tres, cuatro prendas han quedado en trozos en el piso ya que estaban diseñadas para eso y los cuerpos enredados de pie en el centro de la sala. El coreógrafo no pierde tiempo y ha puesto de perrito al más alto de ellos, le ensaliva el culo con los dedos, me señala el camino al paraíso y con un ademán y su mirada me invita a profanarlo. Va. El cielo rodeado de querubines que me abrazan las piernas, el torso, me besan, me dejan tocar sus cuerpos, dedear sus culos, masturbar sus carnes. El primero se ha venido después de unos minutos de penetración. Yo no.

El coordinador de esta improvisada, quiero pensar, orgía, me pone al segundo en el suelo, con las piernas en el aire, él de pie sobre el sacrificio deteniéndole los talones, un cojín le eleva las caderas. Los otros dos se han prendido de mi verga a puras mamadas. Lo disfruto sin dejar de meter manos, dedos, lengua en donde me dejen hacerlo, acariciar cabelleras abundantes y sauves. Va el segundo de la tarde: un culo de las plazas comerciales del centro de la ciudad, diecinueve años con sus repectivos kilos bien acomodados, seminuevo, aprieta de manera genial. Sus piernas rectas pasan por mis oídos, sus espasmos voluntarios me aprietan la carne, Mis manos se apoyan en su cintura, su abdomen, sus tetillas. El calor de su culo es mayor que el anterior, este niño definitivamente es más caliente que el que le precedió. Dos vergas en mi boca al mismo tiempo ayudan a no perder la concentración. Ahora los espasmos son involuntarios y descontrolados, ha terminado bañado en su leche. Yo sigo tan erecto como al inicio.

La tercera es la vencida, dicen, y la virginidad agrego yo. Es nuevo, veinte años y sólo ha mamado y fajado. Le toca el turno, me pongo en pie y empiezo a acariciarlo como si estuviéramos solos. De reojo veo la sonrisa maliciosa de Jhon, me anima a darle y decido hacerlo, lo giro y le beso el cuello, le acaricio los pezones, le pico el culo con mi verga, sus brazos me acarician la nuca, está listo. Le pido que levante una pierna y la ponga sobre el sillón, la embestida será de abajo hacia arriba, se tensa, y entro. Riquísimo su culo y más sus gemidos. Lo he empinado y se queda en pie. Le doy lo que le toca y su espalda arqueada y sus palmas sobre el sillón me dicen que lo disfruta. Leche decora el piso y parte del sofá.

Sobre el respaldo del mismo Jhon me sonríe y muestra su erección tomándola de la base y exhibiéndola como un dulce exquisito, lo es. Su espalda se recarga en la pared levanta las piernas y me muestra su culo dispuesto. Sigo, me dice con la mirada y con un ademán de su mano derecha apuntando a su tesoro que me está esperando. Me arrodillo sobre el sillón y lo profano, gime y le gusta, me besa desesperadamente. Hago el esfuerzo y lo levanto, no sin dificultades me pongo en pie, ha subido de peso desde la primera vez que me lo cogí, mas no de grasa sino de músculo. En vilo arremeto y él ya sabe qué hacer, sube y baja. Me estoy cansando pero disfruto ser el alma de la fiesta. Los tres pupilos nos dedican toda su atención y sus nuevas erecciones.

Me doy un respiro y me siento en el sillón. Jhon pone el ritmo y yo el falo erecto. Se ha acercado el ballet completo, dos vergas en mi boca, una en la de Jhon, cambiamos de vergas y de sabores, todo un buffet de combinaciones finitas. Los gritos y contracciones de Jhon anuncian el fin del show. Le baño las entrañas y se deja venir, se mancha la barbilla pero eso es poco comparado a la lluvia de semen que nos envuelve a los dos al conseguir el éxtasis de los tres donceles que nos rodean. Una lluvia de abrazos, besos, saliva, sudor. “Feliz cumpleaños” gritan al unísono. Mil besos. Y cada uno se lleva una mordida en una nalga. Era lo que pedían. Mordida, mordida…

Uf.

Se podría pensar que el pago fue una especie de prostitución. Hay que aclarar que no hubo pago de por medio. El show fue regalo de Jhon, nunca aceptó ningún peso por ello. Y ya han pasado los cumpleaños de dos de los integrantes del ballet, el mismo regalo ha sido para los agasajados.

Se acerca el cumpleaños de Jhon pero esta vez yo le prepararé el show. Ositos de peluche en una gran Gang Bang no sería una mala idea.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si tienes algo que decir....
ceterro@hotmail.com