Consejo número 1: No seas pendejo.
Sobrevivir en esta ciudad de mierda era difícil sin los narcos y la violencia. Hoy sigue siendo difícil pero lo único que necesitas es poner en práctica algunos consejos que incluyo en mi manual de supervivencia de Net-o, ese soy yo: Neto. Te recomiendo sobretodo el primer consejo para toda tu vida. Funciona y da buenos resultados.
Consejo # 33:
Identifica los lugares de ambiente.
Por ejemplo, aquel día que me tocó ir a enfrentar la burocracia del IMSS a la delegación de la calle Lincoln. Es insufrible lo que te hacen pasar ahí así que saliendo frustrado lo que se antoja es una caliente aventura. Entonces, estando informado de que en los baños de Soriana Lincoln, justo a unas cuantas calles de la delegación, se pone caliente el asunto decidí hacerme el aparecido. Elijo ir a pie y dejar mi coche cerca del edifico donde estuve. De paso veo la construcción de los cines nuevos, los albañiles comiendo y alucino que ahí se puede convertir en un sitio de ambiente. Sueña.
Consejo # 55:
Si te vas a portar mal, de perdido hazlo bien.
Una vez dentro de los baños un tipo está en los lavabos aseándose, no me llama la atención porque… no es el material que yo manejo. Tiene cierto aspecto de soldadito, moreno, rapo de los lados, cara de malandro, buen culo, cara de buga, mirada de mataputos, camisa vaquera de cuadros verdes. Paso a los cubículos en los sanitarios desiertos.
Consejo # 21:
Nunca marques a los celulares que veas pintados en las paredes de los baños.
Bueno, al menos no desde la taza del excusado porque puede que justo cuando tú marques suene el teléfono dos cubículos al lado del tuyo.
Consejo # 8:
Desconfía de una buena suerte excesiva.
Salgo del cubículo y aquella camisa de cuadros verdes está justo en el último mingitorio, es el mismo pelado que se estaba lavando las manos listo para, quise suponer, salir del baño. Oh, sorpresa, se está haciendo wey con su buen trozo de carne en la mano. Obviamente que voy a hacer lo propio y pongo un mingitorio de distancia mientras saco mi herramienta, le gana en glande y espesor. El tipo me la ve, se la sacude y me llama la atención esos deicinueve centímetros de carne flácida recubierta de prepucio. Linda.
Consejo # 16:
Deja que el otro tome la iniciativa.
Basta una vista más accesible y una seña con la cabeza para convencerme de que quiere pedo, me acerco un mingitorio más y se ve que se saborea lo que le muestro. Estoy erecto. El tipo se me pone de frente y me la da a desear. A quién no se le antoja la hombría teniendo tanto antojo. Estiro la mano. Error, no seguí el consejo # 16.
Consejo número 2:
Nunca te asustes.
Y justo centímetros antes del premio, un giro de los acontecimientos, la suerte y mi muñeca me hacen saber que estoy frente a la pared escuchando la voz del tipo que retuerce con fuerza mi brazo diciendo: ¿Qué pasó, compadre? Eso no se hace, me vas a acompañar a la oficina. Mi erección permanece, la sorpresa también, su pedazo de carne ha sido debidamente guardado en su empaque. Debo hacer lo propio.
Consejo número 3:
No seas víctima.
Si piensas rápido sabrás que todo es un juego. Y si no lo es, tómalo así. Funciona. Piensa rápido en lo peor que puede pasar. Salvo que tengas la muy mala fortuna de estar frenta un homofóbico piscótico no pasará de un mal rato. Cualquier otra cosa no es más que un trámite burocrático. Recuérdalo: No seas víctima. El tipo me empuja hacia la salida y le dice a la señora del aseo “ya puede pasar, gracias”. Me detiene discretamente por el brazo y nos dirigimos justo hacia donde se encuentra el guardia de Soriana, este sí, debidamente uniformado.
Consejo # 15:
Trata de encontrar la salida menos costosa.
El consabido rollo de los policías que sólo quieren morder se lo sabe bien. Muerdemestapendejo, pensé. Qué onda contigo, compadre. Eso no se hace, te voy a llevar a la delegación, vas a salir en los periódicos, vas a llamar a tu familia, le voy a hablar a la patrulla, te voy a reportar, ya te habíamos visto por aquí, ando de civil para pescarlos, ¿cómo nos vamos a arreglar? Vámonos para afuera. No hagas pedo.
Consejo # 4:
Ríete. Eso siempre jode a quien te quiere joder.
¿Si no se hace por qué lo haces tú? Vamos a la delegación. Pues salimos en los periódicos. No tengo familia a quien llamar. Aquí esperamos a la patrulla. Jajaja. Repórtame allá adentro, te acompaño. Yo nunca había venido aquí. Jajaja O sea que quieres lana. Jajaja.
Consejo # 25:
No te opongas, sigue tu juego.
¿Por qué te estás riendo? ¿Te hace gracia o qué, compi? (¿Ves que ya se dio cuenta que no le tienes miedo?) No eres ni policía, ni guardia, ni puras mamadas. Un guardia no enseña el chile para que los otros caigan, por cierto, que buen trozo te cargas (eso acompañado con un apretón de webos). ¿Y así no querías que me arrimara? Sorpresa total en la entrada del Soriana.
Consejo # 74:
De preferencia nunca cargues cartera, ni identificaciones, ni lana, ni celulares caros. No en estos tiempos.
¿Cuánto traes? Nada. Enséñame tu credencial. Me robaron mi cartera. ¿Ni cien pesos? Ni para el camión. ¿Traes celular? De jaboncito. ¿De cual es ese? (Consíguete uno de 200 pesos. No los quieren ni regalados) No mames, compi. ¿Cómo le vamos a hacer?
Consejo # 47.
Dependiendo de lo qué quieras hacer: sé carbón, culo, aventado o chinguetas.
En este punto estás en el estacionamiento, él ya sabe que tú sabes que el pendejo no te puede hacer nada. O corres, o simplemente te alejas caminado de ahí, te puedes hacer de chingazos pero es probable que traiga una navaja. Sigue el consejo número uno.
Mira, tengo un amigo que trabaja en la constructora de enfrente, es ingeniero civil, si quieres vamos y le pido lana; Él ya sabe que onda. Te doy el dinero y ya se acaba este pedo. (Finge un poquito de medio). Quinientos, pide. Sí (Chucha). Lo dicho, cualquier parte puede ser un lugar de ambiente, recorremos los pasillos vacíos, los albañiles durmiendo la siesta, los ingenieros en la hora de la comida. Mira, aquí espérame, un nuevo apretón en los webos. Oye, pero me gustó lo que me enseñaste, que dices, me dejas darte una buena mamada. Siento en mi mano el fluir de la sangre llenando sus cavidades penianas. Tu verga dice que sí. Órale, we, igual y son dos quinientos. ¿Qué dices?
Consejo siento uno (en la garganta).
Si vas a dar una mamada hazlo como si fuera tu única salvación.
Los “machos” normalmente se resisten a dejar a la vista más allá de sus centímetros; pero si eres hábil acabarán con los pantalones en los tobillos si no es que sin ellos. Esa verga incircuncisa estaba esperando una mamada, no sé si se la habrían chupado en este tiempo, pero se ve que lo goza. Huele a verga. Vamos, quítate el pantalón, nadie va a ver, sirve que me dejas chuparte mejor los webos, igual y te llevas una milpa y no nomás quinientos. Que valga la verga, digo, la pena, ¿no? Lengua en su zona pubiana erógena ayuda a convencer. Abre las piernas, mira el cielo, por cierto, que buena verga tiene, son como veintidos centímetros, rectos, piel suave, sabor a hombre. Se va a venir, lo siento en las anginas, se vacía con los ojos cerrados y me obliga a que me los trague. Le quito mis manos de mi cabeza, le sujeto las muñecas mientras siento sus espasmos, me cuesta tragar, pero como todo un profesional, ni la gotita traicionera. Sigue en el cielo, ahora que me a soltado aprovecho para tomar sus pantalones.
Consejo número 100.
Corre.
Aléjate del peligro, corre como endemoniado sin soltar los pantalones hasta que estés muy, muy lejos. En pelotas no te va a seguir pero no te arriesgues. No voltees, no grites, cuando alguien te vea o corres más rápido o te paras para disimular, te aconsejo lo primero. Antes de tirar los pantalones al contenedor de basura, revisa sus bolsillos, quien quita te encuentres con el botín de toda la mañana. Tres mil doscientos pesos por un semen desabrido no está nada mal. Encuentro una llave de los lockers de renta de Soriana. Apuesto que hay más de media docena de celulares y carteras guardados ahí. No me interesa regresar. Es casi seguro que los vigilantes están en contubernio. Una navaja. Subo a mi auto y me alejo por el lado contrario. Pobre wey, qué historia irá a contar.
Consejo Bloguero.
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XD

Se la ví, la tenía grande, me acerqué, hice caso omiso al consejo 16, se la agarré, era el conserge de aquella escuela de la universidad, me iba a reportar, pero un empujón y una buena carrera no lo dejaron. Nunca había corrido tan rápido, por cierto me pellizque un huevo al cerrar el zipper.
ResponderEliminarConsejo #: Siempre recorre la zona para saber quienes son los oficiales, los frecuentes y quienes pueden ser los guardas.
a mi me paso, estacion cuahutemoc, entra en el vagon, se nota que trae el bulto erecto me bajo en la estacion anahuac y en justo cuando crei estar solo y el momento ideal no segui al consejo 16 y me di cuenta que era un guardia me, lo empuje hacia las escaleras y brinque los torniquetes en menos de dos min ya habia abordado un camion para huir de esa zona
ResponderEliminarLos comentarios me enseñaron y excitaron más que el relato que escribí.
ResponderEliminarTomo nota.
Muy bueno, muy bueno.
ResponderEliminarNunca me ha pasado algo así, casi no ligo en baños.